Una de las preguntas más frecuentes que las personas se hacen en relación al Ayurveda es cómo una ciencia milenaria como esta, con una sabiduría transmitida por más de tres mil años, puede dar luces a los problemas de salud de nuestros tiempos. Y es verdad que la sociedad de hoy, sus hábitos de vida, ritmos y creencias, son bastante diferentes de los del contexto original en donde el Ayurveda surgió. Quizá los tiempos y las formas hayan cambiado, pero el ser humano continúa lidiando con el mismo reto: trascender a su mente.
En sánscrito, swastha significa salud perfecta y, según esta concepción de salud, el Ayurveda, a diferencia de la medicina alopática, comprende la salud del Ser. El Ser es un compendio de dos fuerzas: una superior, más profunda y espiritual de mayor conciencia; y una inferior, más individual, conocida como ahamkara o ego. De acuerdo con la filosofía Sankya, ahamkara es una imagen mental creada por nosotros mismos y, desde esa realidad construida, el ego observa y conoce el mundo e interactúa con él. Cuando aquella conciencia de nosotros mismos no está en armonía y produce pensamientos turbios, el cuerpo también enferma. En consecuencia, para llegar a la salud ideal, hay que superar al ego.
Si prestamos un poco de atención, descubriremos que los grandes retos de la salud no están directamente vinculados con la superación de los síntomas y enfermedades sino con una actitud mental. Las estadísticas revelan que las enfermedades a las que nos enfrentamos son fruto del exceso y la acumulación. La obesidad y el estrés, entre otros males de estos tiempos, se relacionan con nuestra forma excesiva de consumir y no solo alimentos, sino sensaciones, estímulos e información a la que estamos sobre-expuestos. La sobreexposición nos deja abstraídos, nos coloca en alguna realidad paralela donde pensar(se) es un ejercicio tedioso; por eso, nos resulta más cómodo invertir nuestra energía en cosas que nos produzcan alguna gratificación inmediata.
La psicología occidental se centra en el procesamiento de nuestras tensiones mentales a través de la verbalización y de racionalizar las causas que las generan, para así modificar y corregir ciertas actitudes. A diferencia de esta, la psicología Ayurveda se enfoca en comprender nuestro ser espiritual, en reconocer la conexión eterna con una conciencia superior y leyes universales ajenas a nuestro control. Así, comprende que la meditación, la autoobservación y la importancia de centrarse en el presente son las herramientas no solo para subordinar al ego sino y, sobre todo, para incrementar esta conciencia espiritual, espacio en el que reconocemos la verdadera fuente de felicidad. Los principios de Ayurveda son esencialmente universales y lo que nos recuerdan es la importancia de vivir en armonía con los ritmos de la naturaleza, de nuestra naturaleza.